DT Zidane: Oh, là là!
Hay quien todavía se sorprende
al comprobar la valía de Zinedine Zidane como entrenador. Inclusive, algunos aún
no reconocen sus méritos tras ocho títulos y más de 800 días al mando técnico
de una entidad tan volcánica como el Real Madrid. Sus detractores más feroces
lanzan, sin tapujos, desdeñables teorías como la de la “flor de Zidane” para
explicar sus éxitos. Pero la flor del marsellés puede terminar siendo un
mayúsculo trébol de “Orejonas” que haría escocer a más de uno, si es que logra
conducir a los blancos a su tercera Champions League consecutiva el próximo 26
de mayo. Antes, deberá desactivar al durísimo Liverpool de Klopp.
Que todo campeón va acompañado
de un ápice de ‘estrella’, ‘ángel’, o suerte es cierto. Al fin y al cabo, el
mismo Zizou lo dijo alguna vez: "Puedes
tener todas las virtudes del mundo, que si no tienes ni suerte ni gente que te
ayude en el camino, no te sirven de nada esos dones". Sin embargo,
también es verdad que la flor del DT Zidane se compone de varios pétalos bien
arraigados: gestión de grupo, comunicación efectiva, buen manejo del entorno y
la prensa, templanza ante la crisis, versatilidad táctica y olfato para cambiar
los partidos a partir de sus decisiones.
Este último par de factores se
ha demostrada durante el último año y medio, sobre todo, cuando el galo dejó de
casarse con su 4-3-3 predilecto, para formar con un 4-4-2, según el estado de
forma de sus jugadores y las características del rival. Lo del instinto ha
quedado en evidencia cuando ha tirado de alineaciones que han sorprendido a más
de uno o cuando ha introducido cambios oportunos para girar la tuerca del
partido.
A todo esto, hay que añadirle
el respeto y admiración que genera en sus dirigidos por el solo hecho de ser
quien es: Zinedine Zidane, el mayor ícono futbolístico de finales de los 90 y
principios del nuevo milenio. El único en la historia del fútbol en ser
nombrado hasta ahora como mejor jugador de un Mundial y de una Eurocopa (98’ y
00’), o el único mortal que ha ganado la Champions League como jugador,
entrenador y como asistente técnico. Algo debe tener este inquilino eterno del
Guinness como para que se le irrespete resaltando, únicamente, su suerte.
Definiendo
un estilo y una era
Zidane va en camino a
convertirse en el segundo DT con más títulos en la historia centenaria del
Madrid. De tocar el cielo en Kiev, superaría a Luis Molowny y solo quedaría por
detrás de Luis Muñoz (14 trofeos). Si solo de “Orejonas” se tratase, igualaría
al mítico Robert Paisley con tres laureles continentales. De no ganar en Kiev,
igual el francés parece ya haber asegurado su continuidad con los merengues y,
con ella, una nueva temporada para cazar uno que otro título.
En el fútbol, como en la
política, la conversación sobre estilos no falta. En el Deporte Rey no se habla
de derechas o de izquierdas, pero sí de guardiolistas y mourinhistas, en la
actualidad. La sorpresa en torno a Zidane vendría en aumento cuando le hallan
en el centro con matices. Su Madrid ha dejado huella tanto por momentos de
posesiones largas y control del balón, bajo el influjo de Modric, Kroos o Isco,
como por contraataques vertiginosos, aprovechando la velocidad de Cristiano
Ronaldo, Asensio o Bale.
La presión alta, la amplitud
de bandas y el ordenamiento defensivo -algo debilitado esta temporada-, son otros
de los puntales de su juego. La contundencia goleadora resulta elemental, no
por ello su Madrid instauró una marca de 73 encuentros seguidos marcando en
toda competición. Destaca sobremanera la gestión con Cristiano Ronaldo, dosificándole
como nunca, para aumentar su productividad sobre el sprint final de esta campaña
y la anterior.
Zizou,
causa y efecto
Siguiendo con el debate del
estilo futbolístico, personajes como Fernando Morientes y Fernando Hierro,
expresan en el documental “Los Misterios de Zidane” que las señas de
identidad del galo se podrán identificar mejor con el tiempo.
Por su parte, Raphael Varane, enentrevista con France Football tras ganar la duodécima, resalta que parte
del éxito de Zizou estriba, precisamente, en un estilo personal bien marcado:
liderazgo y tranquilidad. "Con él,
existe una verdadera armonía en el equipo. Ha sabido lidiar con todos y tener
proximidad. Habla poco, pero cuando lo hace todo el mundo le escucha”.
Con la misma simpleza con la
que jugaba, Zidane dirige a los suyos. Haciéndolo ver todo extremadamente fácil
y natural hasta el punto de confundirlo con “la suerte”. Pero en medio del desconcierto,
emerge una frase del filósofo estadounidense Ralph Emerson para poner todo en
su lugar: “Los hombres poco profundos creen en la suerte. Los hombres fuertes
creen en causa y efecto”.
Comentarios
Publicar un comentario