‘Air CR7’, reimpulsa su vuelo
La vida es un viaje. La
existencia de Cristiano Ronaldo es un periplo constante hacia el gol. Consumado
cada vez con mayor frecuencia. La carrera de CR7 bien pudiera definirse como la
de la metamorfosis perfecta. De irrumpir como un wing habilidoso y veloz, a pasar a ser un “killer” del área. Un
definidor a un toque cada vez más decisivo. ¿Y cuál Cristiano es mejor? ¿El de
la filigrana o el del gol? La respuesta tenderá a ser variopinta, pero todos
los encuestados concordarán en un factor: el lusitano, a sus 33 años, ha sabido
evolucionar para mantenerse en el tope del fútbol.
Obseso competidor, el de
Madeira encarna a rajatabla la selección natural que explicaba Charles Darwin
en su Teoría de la Evolución. “Criaturas
complejas evolucionaron de ancestros más simples naturalmente, con el paso del
tiempo”. Cristiano evolucionó a partir de Cristiano. El de la actualidad
nada tiene que ver con el del Sporting, ni con el del Manchester United, ni
siquiera con el del Real Madrid en su primer lustro, mucho más plano en su
arsenal resolutivo. El Cristiano del último tiempo, si bien parte de aquella joya
verdiblanca cargado de piruetas para la galería, entendió con el devenir de su
carrera que debía, como dijo Darwin, “preservar
una ventaja funcional que le permitiera competir mejor en su hábitat”.
Para nadie es un secreto,
aunque se maquille en los sistemas tácticos y alineaciones, que el hábitat
natural del portugués es ahora mismo el área. Y el luso ha sabido imponer su
ley en ella. La inexorable mella del tiempo sobre su físico, en relación a su aceleración
y agilidad, han hecho que el cinco veces Balón de Oro apele a otras
herramientas que sobresalen más a medida que se acerca a la portería contraria.
Su olfato goleador está cada
vez más afilado, sus movimientos en el área más sincronizados. El trabajo desarrollado
en el gimnasio le forjó una carrocería potente y el par de resortes que lleva
por piernas le hacen volar por encima del resto, como en París ante el PSG.
Allí hizo gala de una suspensión estratosférica antes de martillar con su testa
a los de Emery. Sobran los dedos de una mano para contabilizar a mejores
cabeceadores que el luso en su versión ‘Air CR7’.
Un
rol hecho a su medida
Hasta su propia personalidad,
esa que le hace ser despreciado por buena parte de los aficionados del fútbol,
ha fomentado su reconversión. Su cuota de egoísmo lo empuja a finiquitar por su
cuenta la mayoría de opciones de peligro. Su desmedida ambición lo lleva a
buscar incisivamente el arco rival. Su hedonismo le conduce a encontrar el gol
por puro placer. En definitiva, si hay una posición que le sienta bien al
portugués es, precisamente, la del “9”.
¿El resultado? En las últimas
tres temporadas, más de la mitad de sus dianas se han gestado dentro la 16 con
50, materializándose a un toque. Como el último que marcó en Ipurua -también de
cabeza- el pasado fin de semana por Liga. En efecto, esta temporada se ha
acentuado esa tendencia. Pues 22 de sus 33 goles han venido como el puntillazo
final a una jugada prefabricada.
En ese mismo tiempo, en que se ha completado la mutación de
Ronaldo, el cuadro merengue ha multiplicado su producción de títulos y él, por
consiguiente, su cantidad de galardones individuales. Un dato no menor que
alimenta su ego y que respondería fácilmente el acertijo planteado al inicio de
este artículo.
Como
el ave fénix en 2018
Cristiano inició en cámara
lenta la temporada 17/18, marcando solo 16 goles en todas las competiciones
-desde agosto hasta diciembre-. Pero a día de hoy, ha anotado 17 goles en 12
encuentros del 2018, lo que le ha valido para dejar sin efecto las críticas de
quienes vaticinaban el final de su esplendor.
Aquellos que vociferaban sobre su declive como futbolista
olvidaban que era el top scorer de la
UCL 17/18 con nueve tantos y que, de tomar nuevamente un ápice de efectividad
de cara a puerta, reaparecería sin mayor resistencia en la lista de máximos
bombarderos de la temporada como lo hace cada año.
A fecha de hoy, el luso se ubica con 33 goles como el
segundo mejor artillero de la campaña en curso. Solo le supera Harry Kane (35).
Si su juego es más o menos vistoso, o si sus formas agradan más a unos que a
otros, sería materia de otro álgido debate. Lo que parece irrefutable es que
‘Air CR7’ ha reconfigurado las coordenadas de su vuelo, estimulado por una
mutación modélica hacia la supervivencia a partir del gol.
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