‘Chita’ guió al Zamora FC a la consecución de su primera estrella

Los dirigidos por Noel ‘Chita’ Sanvicente se coronaron campeones de la Primera División del fútbol venezolano, tras derrotar al Deportivo Anzoátegui 1-2, en el partido de vuelta de la final absoluta del balompié criollo, disputado en el JAA. El marcador global fue 3-2. Gabriel Torres y Juan Falcón fueron los verdugos madrugadores del DANZ. Di Giorgi descontó para los locales.

Sanvicente se ganó la inmortalidad. Nadie ha ganado más que él.
Una nueva estrella brilla intensamente en el firmamento del fútbol venezolano y el lustro de esa gran luminaria es producto de la regularidad, la constancia, del trabajo forjado desde los pequeños detalles y, sobre todo, es directamente proporcional a la labor de un estratega, que con su último lauro alcanzado ayer se convirtió en el técnico más ganador en la historia del torneo doméstico con seis estrellas, superando así a Orlando Fantoni y a Walter ‘Cata’ Roque.

Noel Sanvicente, quien hasta ahora había ganado sus primeros cinco campeonatos absolutos al mando de una institución sólida como el Caracas FC, probó las mieles del triunfo ahora como timonel de un acorazado mucho menos lujoso, demostrando su valía como entrenador, increíblemente cuestionada por muchos. En el José Antonio Anzoátegui, el DT alineó la mejor oncena posible para frenar la imbatibilidad del DANZ jugando como local. Hasta ayer, eran 25 partidos, o lo que es lo mismo, 3 torneos cortos casi en su totalidad en los que el cuadro oriental no conocía la derrota jugando en su feudo.

Si se habla de los puntales excepcionales del campeón absoluto, además del grupo compactó que 'Chita' forjó, no se puede dejar de lado a su contundente dupla ofensiva, formada por el panameño Gabriel Torres y el venezolano Juan Falcón (40 goles fabricó la pareja en la temporada), quienes, en un ejercicio de eficacia extrema, mandaron a la red las únicas ocasiones claras que tuvo cada uno. El campeón del torneo Apertura 2012-2013, el Deportivo Anzoátegui, no supo sobreponerse a las dos dianas visitantes antes de la media hora de partido. En un choque pasado por agua en Puerto La Cruz, Torres y Falcón no tuvieron miedo a que su pólvora se mojara, todo lo contrario, sacaron a relucir todo el arsenal de sus botines.

Zamora FC se basó en la solidez del grupo para coronarse en el torneo
La escuadra de Juvencio Betancourt fue incapaz de contrarrestar el nocivo efecto de las dos bajas sensibles que padeció para el decisivo duelo. Tanto Evelio Hernández, pieza vital en la medular, como el argentino Javier López, puntal en la retaguardia, no pudieron estar a la disposición del novel DT y el equipo se resintió. Máxime, en el primer gol llanero, en el que una pelota filtrada a Torres, Giacomo Di Giorgi facilitó el control del panameño, tras una pifia en el despeje, eso sí, con la complicidad del mal estado de un inundado terreno.

El segundo gol o la estocada final, sí llegaría tras una gran combinación entre Ynmer Gónzalez y Juan Falcón, y una mejor definición del ariete venezolano, quien entrando por banda izquierda se inventó un remate con rosca, perfectamente ajustado al segundo palo de Morales. El DANZ necesitaba marcar tres goles para darle vuelta a la historia.

En la reanudación, los locales, empujados por el clamor de una hinchada que subió como la espuma con el correr de los minutos hasta sumar 30.050 efectivos (la cuarta asistencia más alta de la historia de las finales), salieron con todos sus bríos a por la remontada. Di Giorgi, mediocentro natural, central por las circunstancias y villano en el primer gol, fungió de superhéroe con un auténtico golazo desde fuera del área, un zurdazo que llevaba capa propia, imposible de desactivar para Forero.

Giacomo Di Giorgi tuvo un partido de luces y sombras jugando como central

Los minutos finales ganaron en suspenso y emoción, pero no en buen juego, con un Zamora calculador que sentía que el tiempo transcurría en un reloj de arena y un DANZ que luchaba contra el tic-tac lapidario y, a la desesperada, se topaba contra su propia fragilidad ofensiva.

Si existió un factor que condujo al DANZ hasta la final, no fue precisamente su suficiencia en ataque, a la inversa, fue su muro en la defensa lo que le permitió pelear hasta última instancia en el clausura, incluso, luego de tantas fichas que vio mudarse a San Cristóbal junto con su antiguo entrenador Daniel Farías. No obstante, por cosas del fútbol, su habitual frontón en la zona de seguridad del campo se hizo añicos en la instancia menos indicada, por despropósito propio y por  el poder demoledor de los atacantes rivales.

Ni Caggiano, ni Moreno, ni Hernández fueron argumentos de peso para poner si quiera las tablas en el marcador para los locales. 1-2 terminó el encuentro y la estrella será bordada en el pecho de la indumentaria blanquinegra y a rayas del equipo de Barinas, que tras su intento fallido en la final de 2010-2011 vs Deportivo Táchira, se coló en un listado privilegiado que sólo cuenta con 9 equipos desde 1995. Ese año se instauró el formato de final única en el fútbol nacional, tras enfrentar a los campeones del torneo Apertura y torneo Clausura.   

De esos nueve conjuntos, cinco ya no figuran en el balompié criollo (Atlético Zulia, Nacional Táchira, Minervén, Deportivo Italchachao y Unión Atlético Maracaibo). Desapariciones deplorables que sirven para radiografiar a un balompié en plena rebeldía, estancado en lo organizacional-económico, pero entusiasta del juego, cada vez más reñido y con figuras promisorias que llenan la vista de quienes abarrotan los cada vez menos solitarios graderíos. 


Comentarios

Entradas populares