Caracas tuvo 'Ángel' en Chile


Con buen juego y, sobre todo, con pegada, Caracas sacó un valioso triunfo en Chile frente a Huachipato (1-3), en su segundo partido en Copa Libertadores 2013. Peña y Cure marcaron los tantos del ‘Rojo’. Junto con ellos, Otero y el portero Baroja fueron las figuras del partido.


Angelo Peña fue la figura de la cancha/  Liderendeportes.com


Caracas tuvo ‘Ángel’ en Chile. Los ‘Rojos del Ávila’ tuvieron todo de cara, en gran parte, por sus propios méritos colectivos y, en otra, por alguna actuación sobresaliente en lo individual, como la de Louis Ángelo Peña. Al equipo de Ceferino Bencomo le sobró, hoy, lo que tantas veces le había faltado en otras ocasiones: capitalización de los errores ajenos, contundencia ofensiva, sapiencia para administrar el marcador y concentración en la retaguardia. De a ratos, hizo lo que quiso con la pelota al pie, en un césped propicio para la dinámica de su juego.

Tuvieron que pasar 22 partidos para que un equipo criollo pudiera ganar una contienda en Copa Libertadores. Muchas de las frustraciones acumuladas pasaban más por el plano mental que por el estrictamente futbolístico. Máxime en la presente edición del certamen, en la que el Deportivo Anzoátegui, CD Lara y el propio Caracas FC, antes, habían coqueteado con arañar los 3 puntos, pero que luego se diluían en detalles no menores del fútbol, como la falta de oficio, que les dejaron con las manos vacías en cada uno de sus compromisos.

Cure llevó peligro para ‘El Rojo’ en la primera mitad

El zuliano Danny Cure anotó el primero del Caracas/ Liderendeportes.com

Fundamental fue para el 'Rojo' haber marcado temprano en el partido frente a los australes. Baroja, un portero que es tan excepcional con las manos como con los pies, tuvo mucho que ver. El guardameta conectó con Danny Curé por vía aérea y el zuliano armó un remate contundente que se coló en la red, ayudado por la pifia defensiva del rival en el despeje y por la pobre resistencia del arquero local.

A partir del gol creció el juego del Caracas y con él la suma de todas sus partes. Jiménez empezó a distribuir con claridad, Peña a filtrar punzantes pases entre líneas y Otero a desquiciar a los rivales a base de la más pura habilidad. El 'casaca 15' de ‘Los Rojos del Ávila’ se va afirmando, partido a partido, como un jugador con nivel de selección nacional. Pide la pelota, no se esconde, la retiene, la amasa, la cambia de pie, baila con ella, gambetea y vuelve a empezar. Lo grandioso es que no lo hace para el ‘showtime’, sino para sacar ventaja de la jugada. Es el arte hecho recurso. La alegría del Caracas.

El duelo sirvió para disimular los defectos de Febles, un jugador con algunas revoluciones de más que le impiden tomar las mejores decisiones dentro de la cancha, aunque también fue útil para resaltar todo el arsenal a disposición de Cure. Entre ellas, el desmarque y la potencia de su disparo, cualidades que le permitieron crear la jugada del segundo gol de su equipo en una acción muy calcada a la del primero. Peña supo aprovechar una genial asistencia del atacante zuliano, luego de que el portero dejara un rebote a su merced. El volante la colocó rasante y con clase junto a un poste, nada que hacer para Veloso y un valioso 0-2 al descanso.

El Show de Peña terminó de maquillar el marcador

Nada más empezar el complemento, al minuto 53, Caracas sacó rédito de otro balón jugado en largo. Otero la ganó en el aire, impulsado más por su enorme ímpetu que por su estatura, esa que no le sobra, para luego cederla a Peña. El enganche le hizo honor al número que lleva en la espalda y, desde afuera del área, se inventó un remate combado y mágico que bañó al portero chileno. Le puso alas a un disparo con veneno. Fue la revancha de un trallazo que el mismo Peña había ensayado en el primer tiempo con olor a madera.

Como era de esperarse, Huachipato, herido en su orgullo, salió a recortar distancias de cualquier manera y, al minuto 64, lo logró. El descuento lo tenía en el banco. Miguel Aceval, quien había ingresado por Carlos Labrín al comienzo de la segunda mitad, anotó tras el cobro de una falta directa que no pudo ser repelida por Baroja ni por ningún otro jugador del Caracas.

El tanto chileno que dejó en evidencia al cancerbero de la visita no pudo opacar, sin embargo, su gran actuación hasta ese momento, con salvadas inverosímiles como un vuelo lleno de reflejos que había desactivado un cabezazo violento, cuando el partido aún estaba a favor de su equipo por 1-0. 

Baroja fue sólo uno de las tantas piedras sobre las cuales el equipo venezolano fundó su victoria. Lo de Juan Guerra y Carabalí es también digno de mencionar. El equilibrio que le aporta a Bencomo el tándem Guerra-Jiménez en la medular no se lo ofrece ninguna otra dupla. Lo del lateral es aún más espectacular; un carrilero incansable que recorre toda la banda, combinando velocidad y habilidad, capaz de hacer daño por sí solo.

Gracias a ellos, muchos picos altos sumados, Caracas se recuperó de la derrota como local ante Fluminense para recuperar terreno en su grupo, para sumar la victoria número 100 de los equipos venezolanos en torneos de la Conmebol y, por encima de todo, para convencerse de que siendo un tanto astuto y fiel a su filosofía de juego puede propinar un batacazo allá donde vaya. 

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