Raúl: ángel del gol, gladiador de leyenda

 Por Geraldine Carrasquero 

Raúl con la "Octava" del Madrid en París
Un gladiador con vitola de ángel esta temporada ha anunciado que deja el fútbol de élite, en fin, una gran pena. Su nombre es Raúl, sus apellidos González Blanco. El segundo, curiosamente, coincide con una trayectoria ligada casi en su totalidad al equipo de sus amores, el Real Madrid CF, institución en la que durante 16 años regaló noches mágicas, no sólo llenas goles, sino también de un profesionalismo supremo. Como si se tratase de una premonición o de un designio divino, el destino futbolístico de Raúl y su segundo apellido tendrían un común denominador: El Blanco.

Una década, un lustro y un año con Raúl a bordo de la nave blanca parecieron muy pocos, pero el "Ferrari", como en su día le bautizara Fernando Hierro por la precocidad con la que devoraba records, sí que los vivió a otra marcha. Con la intensidad que le caracteriza, este genio con botas pulverizó las marcas históricas de goles y partidos del Real Madrid, con Sanchís y Di Stefano, antiguos portadores de dichas marcas, aún como espectadores de lujo y en primera fila. Debutó con 17 años de la mano de Valdano, dejando en el ostracismo, nada más y nada menos que a un mito viviente del madridismo, el gran Emilio Butragueño, el "Buitre". Lo que no sabría el mundo entero, es que quien lo sentaría sería una figura mucho más legendaria para el madridismo con el correr de los años: Don Raúl González Blanco. Es que aún quedan restos de su piel incrustados en el cesped del Santiago Bernabeu.
 
Su último gol con el Madrid lo marcó estando lesionado, otra proeza.
Raúl presenció con sus 5 hijos el homenaje brindado por el Schalke
El emotivo homenaje que recientemente le brindó un repleto Veltins Arena (estadio del Schalke 04, último club por el que pasó el "7"),  con una afición entregada a su ídolo efímero, fue muy digno de Raúl como leyenda del fútbol que se ganó la inmortalidad a base de goles y trabajo, muy lejos de esa pálida despedida que tuvo en Madrid. Es cierto, que el anuncio relámpago de su marcha llegó ya con la temporada culminada, sin partidos por jugarse, pero por lo menos la parroquia blanca pudo haber estado más a la altura de su máximo goleador histórico. Con la retirada por parte del Schalke 04 de ese número 7 para siempre, los alemanes conocidos por su "frialdad", dieron una lección de señorío enorme y de agradecimiento eterno. Tan sólo fueron 2 años en Alemania, pero los logros de "Rulo" fueron inconmensurables dentro y fuera del terreno. Cuando todos pensaron que Raúl se iba a la cuenca del Ruhr a vivir un retiro dorado, consiguió 1 Copa y 1 Supercopa de Alemania, llevó al Schalke 04 con sus goles a "semis" de Champions, su competición fetiche en la que actualmente es, por cierto, el máximo goleador histórico hasta que Messi lo permita seguramente. Con 40 goles en dos campañas en poco menos de 100 partidos, una media de casi un gol cada dos encuentros,  el "príncipe minero del Ruhr" demostraría que aún tenía cuerda para rato.

Raúl fue la figura del Schalke 04  en Champions
Pero, la gran carrera de Raúl no sólo se apoyó en sus goles, marcados, por cierto, de todas las formas posibles, en especial, los de vaselina (marca de la casa), regateando a los porteros, con el famoso "aguanís" a la cabeza, sus testarazos colocados, a veces hasta imposibles, sus goles de pillo, sus toques de torero dentro del área chica o sus trallazos furiosos desde fuera del área, Raúl es mucho más que sus números de hielo, es mucho más que eso. 

Raúl es fuego, pasión y espíritu de lucha, Raúl es uno de esos guerreros casi extintos, con la cabeza bien amueblada y una estirpe superior a prueba de balas. Posee unos valores innegociables y, reúne en su figura las virtudes de casi todos los personajes representativos de la historia de la humanidad: es como un samurái entregado a la causa de la fidelidad, el compromiso y la lealtad, es el sacrificio constante y la valentía de un espartano. Es un caballero templario que vive para luchar y que lucha hasta morir, con las botas bien atadas, si es que no llegase a encontrar su Santo Grial particular en el gol.

Raúl es una fuerza imparable de la naturaleza, personificada en un Dios Azteca que guía a los suyos hasta la gloria mediante el liderazgo pasmoso que brota de la mixtura de su zurda prodigiosa y su indomable corazón, un corazón que es de león porque también sabe hacer las veces del rey de la selva, sobre todo, cuando ésta se asemeja al área grande del campo y toma forma de rectángulo de 16 con 50 de ancho. Es que cuando su presa es el gol, el "7" es, sin dudas, el mejor cazador. Raúl es un romántico del juego, de esos que ya no quedan, que anteponen la garra a la técnica, aunque no estén en lo absoluto desprovistos de ella, que enamoran con su paso a sus fieles seguidores. Vayan donde vayan, van de mil amores, no porque acaparen las portadas de la prensa, sino porque defienden los colores sagrados de sus banderas, como si en el intento la vida misma se les fuera. 

Raúl, 102 partidos y 44 goles con la "Roja"

Su carisma no está delante de los flashes de las cámaras, está única y exclusivamente en lo que entregan con su juego. Se cosen el escudo en su pecho, se tatúan en el alma los colores, hacen del aliento de sus hinchas sus himnos predilectos, se transforman en los jugadores impagables del pueblo. Raúl también es como Moisés porque divide las aguas de la opinión pública, hay quienes le odian, pero también quienes le admiran incondicionalmente. Abundan, por suerte, mucho más de los segundos. Raúl es también un contendiente muy leal en batalla, en el plano actual, es un ejemplar atleta, se cuida como pocos, solo una lesión de gravedad lo dejó fuera del cesped por 3 meses. Además, jamás ha sido expulsado de un partido, siempre tan grande en la victoria como en la derrota, "cuando pierde da la mano, sin envidia ni rencores, como bueno y fiel hermano…". Y es, en el plano estricto de las nuevas generaciones, un auténtico héroe de videojuego.
 
Raúl abrazado a Puyol, luego de perder contra el Barcelona
 
Su vida de película heroica que narra el sacrificio de un guerrero en medio de la tormenta, quiso que su carrera irónicamente iniciara de rojiblanco, que no se retirara de blanco y que no tocara el cielo con la roja. No pudo ser, generacionalmente no coincidio con los "jugones" de España, tampoco pudo Guardiola o Hierro o tantos otros grandes de aquella "Furia" roja, pero aún así, suya es la gloria de este deporte. La gente le recordará no sólo por lo que hizo en el campo, sino por lo que emana de su figura. Un "7" furioso, insaciable y ganador nato como jugador y un "10" aventajado como persona. Aún su paradero es incierto, pero esté donde esté seguirá conquistando corazones en el nombre del fútbol. ¡Mil gracias Raúl!


Un 29 de octubre de 1994 en la Romareda Raúl debutó con el Madrid.
 
Los AÑOS pasan, los MITOS son ¡E7ERNOS!




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