Del "dopaje español" a la envidia gala


Por Geraldine Carrasquero

Cuando el francés Laurent Mourguet, dentista de profesión, creó en 1795 un tipo de marioneta singular llamada Guiñol, nunca se imaginó que en torno a la figura de este último se iba a desatar una polémica embarazosa que ha indignado al mundo deportivo europeo.

Nadal (der), Gasol, Contador e Iker Casillas (izq), son los deportistas
burlados por el Canal +
La mencionada polémica nació a raíz de una increíble campaña de desprestigio lanzada por el Canal+ francés -inmediatamente después de que se diera a conocer la sanción impuesta al ciclista Alberto contador-, mediante un programa donde los actores no son humanos, sino guiñoles (marionetas o títeres) que personifican a las figuras más laureadas del deporte español, como es el caso del tenista Rafael Nadal, el futbolista Iker Casillas o el jugador de Baloncesto Pau Gasol, además del mencionado Contador. Sin embargo, la gravedad del asunto no estriba en el humor con el que los franceses pretenden ser vistos, sino en la insinuación clara y descarada por parte de sus creadores de que el éxito del deporte español tiene una relación intrínseca con el consumo de drogas o de sustancias prohíbidas dentro del deporte.

La onda de los guiñoles no parece responder a la casualidad, ni a la libre creatividad de los guionistas galos puesta al servicio de la parrilla programática del mencionado canal francés, sobre todo si uno revisa el palmarés del deporte español y se topa con el hecho de que con el correr de los últimos años el mismo no ha hecho más que abultarse. Una tendencia que marca que los españoles se han montado en el carro de la competitividad, mientras que los franceses, perplejos, lejos de imitar el modelo de triunfo sembrado desde los semilleros  del deporte español, se han convertido en meros espectadores de la superioridad de sus vecinos territoriales . Pero, lo que más parece arderle a los galos, es que sean los propios atletas españoles los que se alcen con los trofeo de las competiciones de mayor prestigio que tienen lugar en suelo francés.



Nadal firmando con jeringas, una clara referencia a su supuesto dopaje.
Precisamente, Nadal, ganador en siete ocasiones del Roland Garros, uno de las competencias made in france con mayor repercusión mundial, ha declarado en torno a los guiñoles: "Lo han hacho con mala fe". Por cierto, la última vez que un francés ganó el torneo de tenis parisino, en la rama masculina, fue en 1983 de la mano del raqueta Yannick Noah, de allí que se entienda que la acumulación de frustraciones galas en el deporte de máximo nivel, se haya convertido en envidia desatada.

De igual manera, no es sólo Nadal y su tenis dominante sobre tierra batida, los casos no hacen más que saltar a la vista: Contador, eje central de la polémica, ha sido claro dominador del Tour de Francia en la última era, la selección española de baloncesto ha ganado recientemente el campeonato europeo… ¿y adivinen a que quinteto han derrotado en la finalísima? ¡Al quinteto francés de Tony Parker y compañía! Por si fuera poco, la selección española de fútbol es un conjunto que despierta admiración en todo el mundo por sus recientes triunfos a base de un juego virtuoso, pero parece que en Francia los goles no son el resultado del famoso tiqui-taca de estos "artistas del toque", sino del dopaje.


Fernando Alonso, bicampeón mundial de F1


Sin ir muy lejos, Fernando Alonso, piloto español de F1, ha sido el máximo artífice de que la escudería francesa Renault haya saboreado nuevamente las mieles del triunfo con su talento al volante en 2005 y 2006. Finalmente, los clubes españoles de fútbol como el Barcelona han dominado los últimos torneos europeos, para muestra un botón, el equipo azulgrana ha ganado 3 Champions League en los últimos 5 años (2006, 2009 y 2011), mientras que la última vez que un equipo galo la ganó fue en 1993 (Olympique de Marsella).

Volviendo al centro de la polémica, hay que respasar que el origen de los guiñoles es bastante dispar a su uso actual. Estos no eran más que marionetas con características peculiares que utilizaba Mourguet para entretener a sus pacientes y hacerles olvidar el dolor. Pero con el pasar de los años se ha desvirtuado la intención de las historias que el dentista galo recreaba sobre su escritorio, a tal punto de convertirse en un instrumento que deja en evidencia que la rivalidad deportiva entre las naciones cuando rebasa los límites naturales del respeto, puede ser vista como una envidia poco sana y obsesiva que busca desmeritar al oponente, y aún así, algunos sectores de la opinión pública francesa pretenden que su "humor" sea tomado a la ligera, sin importarles la indignación que han causado en el seno del deporte ibérico por manchar la reputación de sus héroes. Visto lo visto, no pareciera que el Rey de España se equivoca cuando le dijo a Nadal recientemente en un acto público donde recibía a los tenistas campeones de Copa Davis (Por cierto, uno de los últimos grandes logros del deporte español): "Los de los guiñoles son tontos".

Pero parece que los franceses no son tan tontos, sino más bien "listos" para darse cuenta de que es más fácil desacreditar a su oponente que ser capaces de profundizar en las razones de su propia crisis deportiva. ¡Oh la la! Hagan click y denle un vistazo a los polémicos guiñoles franceses.


La camiseta que portó el Sevilla FC el pasado lunes respondía a la campaña
de despretigio del canal + con el lema de la revolución francesa "ligeramente" cambiado.


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